Joe Biden es el nuevo presidente de los Estados Unidos de América y con la gran variedad de cambios políticos y administrativos que vienen con su gobierno, también se espera ver un fuerte cambio en su forma de comunicar.
La Casa Blanca había tenido un historial de comunicación intachable: expertos a cargo de la Dirección de Comunicaciones y la Secretaría de Prensa, buena relación con los medios, mensajes claros, directos y relevantes, un manejo de crisis efectivo y una visión clara de la línea de diálogo a seguir por parte de la Presidencia de EEUU. Sin embargo, la administración de Trump y su forma infructífera de operar llegó a afectar no solo la comunicación interna de la Casa Blanca, sino también la externa y la forma en que la población percibe los mensajes de gobierno.
Durante toda la administración de Trump existió una inestabilidad sobre diversos temas en torno a la comunicación de la Casa Blanca. Pudimos observar a expertos en comunicación renunciando o siendo despedidos en cuestión de días. Ejemplo de esto fue el escándalo del verano del 2017 cuando Sean Spicer renunció como Secretario de Prensa al enterarse de la contratación de Anthony Scaramucci como Director de Comunicaciones. Solo para que, 10 días después, Scaramucci fuese despedido por el nuevo Chief of Staff de Trump, John Kelly.
A esta falta de estabilidad interna hay que sumarle los cuatro años en los cuales Donald Trump se dedicó a deslegitimar a expertos en distintas áreas académicas, su forma tan impertinente de cambiar constantemente de discurso de acuerdo a su conveniencia y de encuadrar (framing) los temas complejos de importantes en narrativas que le beficiaron a él. El expresidente perdió la credibilidad de la mayoría de la clase media citadina educada, hizo ver lo políticamente correcto como algo malo y obsoleto, y se cerró completamente a críticas ciudadanas y de los medios, llamando inmediatamente FAKE NEWS a todo aquello que hablara mal de él. Fue tanto el desastre político de Trump que actualmente el partido Republicano se encuentra trabajando internamente para recuperarse de los daños (más que todo en imágen) que les dejó su ex presidenciable.
Biden asumió la presidencia de Estados Unidos hace dos semanas y desde ya podemos ver un cambio en su forma de comunicar en comparación con Trump. Desde su campaña, el equipo de Biden ha sido mucho más inteligente en la forma de comunicar y todas sus prácticas y estrategias las están llevando a la Casa Blanca. Biden nombró a Kate Bedingfield (Directora de Campaña de Biden durante las elecciones y quien sirvió como subdirectora de Respuesta y asuntos mediáticos de la Casa Blanca durante la administración de Obama) como su Directora de Comunicaciones y a Jen Psaki ( quien fue portavoz del Departamento de Estado de EEUU bajo el gobierno de Obama) como la Secretaria de Prensa. Ambas funcionarias tienen experiencia en comunicación política y han trabajado previamente en la Casa Blanca.
Desde que asumieron el cargo han tenido una mayor apertura con la prensa, reparando en poco tiempo el quebranto provocado por Trump y su equipo. De cierta forma, llevan con ellas la credibilidad de la previa administración demócrata y manejan una mejor percepción que la de los anteriores funcionarios que ocuparon el cargo hace poco.
Sin embargo, si bien ya hay cambios positivos en la Casa Blanca, hay ciertos desafíos que Biden y su equipo deben atender y reparar. Primero, es evitar caer en el framing que caracterizó tanto a la administración de Donald Trump. La Casa Blanca debe enfocarse en informar de manera concreta y detallada para así poder recuperar la credibilidad de la población. Segundo, Biden debe legitimar lo ilegitimidado. Es decir, todos aquellos temas relevantes (calentamiento global, racismo) que Trump declaró sin importancia o inexistente, Biden debe retomarlos para darles la importancia que se merecen; esto no solo a través de sus acciones ejecutivas sino también de la forma en que él y su vicepresidenta comunican al respecto.
Es claro que en tan poco tiempo ya se ven cambios en la manera de operar; sin embargo, no estamos ni siquiera cerca de los primeros 100 días de gobierno y hay que esperar ver los cambios que todavía vienen en camino. Sin duda, la Casa Blanca retomará su curso y durante los años de gobierno de Biden y Kamala Harris, varios temas que se perdieron con la administración pasada, podrán regresar a estar en el debate público.